lunes, 30 de marzo de 2009

Tintes camaleónicos hablan con las paredes preguntando miles de paradojas irresponsables que se escapan de sus pequeños y acelerados lugares de entre las yemas de los dedos. ¡Corran polígamos, corran!, repiten una y otra vez saltándose tildes, verdades, gotas de absenta... ¡qué pena! Y volviéndose de varios tiznes de blancos negros y grises azulones se hacían viejos los disfraces, y se vestían las paredes de dulces relaciones con toda la fauna social de aquella estancia cuadriculada donde se escondían todos estos paralelos mundos.
La tila se adueñaba de los ojos de los comtemplantes de este cubículo cuando ¡plof! cayó sobre la estancia una polla de sativa gritando a puro pelo "¡Quiero mi comida, quiero mi comida!". La gente la miraba mientras pensaban que en tiempos de crisis la sociedad está muy desestructurada emocionalmente, y tiraban onzas de chocolate a la polla saltarina para limpiar sus consciencias. Los camaleones se mostraban vistósamente ante estos gritos de conciencia, reflexionaban, y secuestraban a la polla.
La conciencia queda limpia, y la polla se esconde con los camaleones...

¿Con quién hablo?


"Dejadme de hablar, no me hace reir, la gente normal se podría morir, lalalalalá..."


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