
Una excusa más para seguir viviendo, una excusa más para dudar de lo que pienso. Mi mente es un atasco de emociones quejándose de un solo sentimiento, aparcado en el centro de mí, ahora me pregunto que haré cuando se halla ido…
Una excusa más para que huya el desaliento del amor de esta cruel avenida invadida por síncopes eternas. Seguir llorando en mi ventana, mirando al cielo, que solo es una excusa más, que solo es una fábrica de estrellas idénticas, por eso sigue iluminándome esa lucecita imperfecta, y no se si seguir llorándote más, lucero estropeado, porque no se que excusa te pondré si se me acaban las lágrimas. Seguiré pensando que suspiras por cada uno de mis lamentos, por cada uno de esos pensamientos gritando.
Continuaré viento en popa navegando, hacia la deriva, buscando conocer un cielo nuevo, pero aquí no veo tu luz. Soy un marinero cansado de mojar la tierra de cerveza y llenar el techo oscuro de humo.
Una excusa más para preguntarme si mi vida no es más que un contratiempo, un examen de reconocimiento al tiempo, para ver si es conciente de que tiene el corazón podrido, que sus manos se las esta llevando, a pedazos, el viento, y que sus ojos se quedan ciegos buscando una excusa más para mutilar al presente.
Y una excusa más para seguir pensando, que mi vida no sabe si tuvo comienzo, si sigo palpitando, mientras en espiral, el humo sigue su ascenso. Que la ruina de tus ruinas se siguen acordando que también mueren los sentimientos, cuando voy buscando sus escombros, camino de llorarle a otro muerto.
Hoy me conocí, como a uno más, como rutinar un estrecho camino que antes de dormir me asfixia. Rumiando recuerdos me alimento de mi mismo en una triste flaqueza que va arruinándome en suspiros que te debo, pagados con algo más que excusas. ¿Cómo voy a conocerte, si me matas con una excusa más? Solo siendo una confusión errante dentro de un laberinto de espinas.
Una excusa más para mentir, diciéndote que esta frase es otra herida. Fin de aquel incendio que quemaba todo mi arrepentimiento, perdido en la calle Bar Sediento, fin de aquella trama en la que me quería convencer, perdida en arcenes de carreteras corroídas por el paso del lóbrego Tren Extraviado, fin del trayecto.
Quebrando guijarros en la vereda de la mendacidad, sigo buscando alguna manera de tropezar con una perogrullada en mis entretelas, olvidadas en las briznas de este piélago roto por un céfiro de vesania. Un crepúsculo más a la orilla de mi cama, pensando algo dispar, pero parecido; algo lleno, pero desierto. Otra excusa más, otro pesar, que cada vez pesa más en mi regazo.
Dame otra coyuntura más para buscar otro pretexto para existir, quiero otra brecha en el alboreo de otro amanecer en el que indagar otra excusa más para no regalarte, condéname en la postergación si te entrego un cuento más.
Lapida con tu fulgor, otra excusa más.
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