miércoles, 12 de noviembre de 2008

Solo mía...


Mi libertad es solo mía. Si me desnudo en carne viva, no sé si escaparás. Si te digo abstracta, te encarcelo en la irrealidad; si me enamoro de ti, te recluyo en mi ansiedad. Tus alitas cortas no quiero romper, tus alitas rotas quieren ser las de gaviota en el mar, y navegar rasantes a los espejos de sal.

Guardada en una cajita llamada “fe”, conviviendo con la soledad, eres la única que queda. No fuiste una elección, buscarte en la utopía fue la única selección que tuve en un dilema proscrito.

Tengo tantas preguntas para ti, tanto que decir. Me han contado tanto sobre ti… Ansia de subsistir, anhelo de tu libertad, en el libertinaje de todas las palabras. Expresarte, ¿Cómo?, por eso busco en lo intrínseco de algo, que está dentro de alguien, que puede que sea yo. Paranoia: una palabra más…

Romper es el verbo que te tengo preparado para otra represión adherida a tus cadenas, que están aferradas al miedo a marchar. Alas mojadas, en una tarde de abril, que puse todo un mes de junio a secar, y solo un poquito, se pudieron escurrir. Tranquila, el óbito se acerca y pronto te podrás desencolar. La muerte es otro símil en el que te puedo enjaular.

Enjurarte tu albedrío resulta paradójico, pero ¿qué eres tu si no, más que un contrasentido itinerante, que quita la existencia y la da?¿Por qué no luchar contra lo abstracto? Buscar un beso tuyo y naufragar en mi propósito, y caer perdido en un arrecife lujurioso en el que solo puedo alimentarme del afán.

La puerta que se abre, siempre se cierra; un todo que empieza, y que se compromete a romperte al consumar. Buscaste en todas las ventanas de espíritus perdidos, y desalentada, te sacrificaste en tu antónima condena. Tuviste esperanza en un todo que ya, no existe. Nunca naciste y ya vaticinan fusilarte, quizá por esto te aprehendí en lo que no quiere existir, quizá en mi...

Ahora la euforia llega a tu ser, o lo que sea, porque ya no te puedo abarcar. Tus cadenas me pesan, y yo, nunca volveré, y así, tú tampoco podrás regresar. Despídete en la pesadilla de esta noche, ámame un poco, como yo te amé. Acuérdate de mí cuando navegues por está pequeña orbe, sigue buscando lo que no has encontrado, vive en esa quimera en la que ni yo, ni nadie, podremos soñar.

¿Por qué nunca me lo había preguntado? ¿Se puede luchar contra lo abstracto?

Mañana no estarás aquí.

No hay comentarios: