lunes, 5 de enero de 2009

A punto


Morir callados, algo que zumba en mi mente, algo más que rompe las reglas de lo desprohibido, cuando el revolver roce la punta del pelo, buscar lo que nunca obtuvimos, palabras entre la boca, nunca.

Un sonido que no se oirá, porque ya habrá sonado, pero esa palabra a medias, quedará en el aire reclamando su lugar, como tú, antes de morir. Seremos agonía en esta habitación, tan sola, tan fría, simplemente seremos, seré atravesando tu mente como nunca lo hice en vida, y ahora en muerte, por fin te conozco. Dejaremos de creer, dejaremos de perder el tiempo, porque ya, no existirá.

Volverte a conocer, quizá sea poco para mi, y la metáfora llegará, cuando sea el momento, ahora y no antes, y ya, ahora, y nos después. Hemos jugado a ser tú y yo, yo y tú, ahora jugamos a ser los dos, habiendo jugado ya a jugar, y a no conocernos esta noche, cuando hemos jugado, improvisado más bien, a conocernos.

Busquemos la piel que busca errores en el cuerpo, cicatrices mal cerradas, huellas dactilares que se borran, no queriendo dejar rastro, porque no queramos. Está última, es la cicatriz que menos importará, ya que no será tocada más que por manos enguantadas en látex, buscando un “¿cómo?” y no un “¿por qué?”.

Ya no corregiremos nunca más nuestros errores, porque de este nunca nos podremos arrepentir, y también porque ya no existirán los errores, ahora los elegimos nosotros, y tal vez lo mejor sea, que no elijamos errores. El miedo se convierte en pánico, y las lágrimas en hechos. Veo poco a poco como te despides de este mundo que no te ha sabido apreciar, te condenas a mí, si, es eso, una condena. Entre el papel mojado, las palabras expanden su tinta convirtiéndose, transformándose, en garabatos. Y es curioso, me susurras al cañón, que hacía tiempo que no escribías algo tan bueno, como es tu carta de suicidio.

El punto de mira y tú os miráis fijamente, tú le miras con cara de “no me falles” y él te mira con cara de pena, como de “no serviré de nada”. Toca jugar a la ruleta rusa con el bulón lleno de balas en todas sus oquedades. Toca tomar tu ultima decisión: directa a la cabeza o metértela en la boca. El erotismo del armazón te llama, el duro acero va entrando poco a poco en tu boca, rechinando con tus dientes, y notas que está frío. Estoy viendo la campanilla de tu garganta he veo que intenta cantar algo, pero que no puede. Entonces noto el sudor cayendo por tu frente y de repente un ¡No! La sacas de tu boca porque el miedo al dolor te oprime, y porque quieres decir, o cantar, tus postreras palabras. Tu muñeca va subiendo temblorosa paulatinamente paralela a tu cuerpo hasta quedar mirando de cara al suelo. Repentinamente, empiezo a escuchar lo que no me creo de tu boca, no me lo puedo creer.

“I used to rule the world, seas would rise when I gave the word. Now in the morning I sweep alone, sweep the streets I used to own, Viva la Vida
 

/ Entonces, con su voz trémula, le desafío, perdió el miedo y asustada, apretó el gatillo. Allí en aquella habitación, solo quedaron ellos dos, o no quedo nadie, ni nada. Muertos, y esto, esto solo fue el comienzo/

Tengo la mente estíptica, porque lo que quiere salir es demasiado grande.

“En las pistolas fíjense, a cada disparo recula el cañón como asustado por lo que acaba de hacer”

(Soy la bala que quiere atravesar tu cabeza)(…)

No hay comentarios: