sábado, 3 de enero de 2009

Reclamos


Hoy le pido una oportunidad más, hoy quiero una excepción y volver de nuevo al nochario. Hoy elijo yo.

He explayado confesiones que espero que no lleguen a nadie, porque el receptor, al fin y al cabo es nadie, y no lo esperaba. Hoy, por lo que he aprendido, no me puedo ir a la cama, la convencionalidad ha ganado la batalla, y los muertos de guerra son la poca esperanza que me quedaba. Frases de perdedores, como “por lo menos lo intenté”, son las que ahora divagan, y me atacan.

Las cadenas del amor han atado a uno más, que podía ser cualquiera, pero era mi cualquiera, la paradoja, porque ahora él es libre dentro de la esclavitud. Solo es libre de mí y de mis inútiles palabras que han sido, o han querido ser las cuerdas de la marioneta. Que fallo, que errata. Equivocado inconcientemente, que es lo que ahora me mata. ¿Qué coño hago siendo el cacique de tus decisiones?

Arrepentido, demasiado. Solo te pido perdón por querer elegir por ti, solo por querer que seas tú, aunque quizá quisiera que fueras yo, te he pedido demasiado, esto solo era soñar, como hermanos de sangre, como esto…

Sigue buscando tu felicidad, la tuya, tu conjunto de sensaciones constantes. Son tuyas, y vuelve la paradoja, que en mi mente solo se halla, porque “nadie sabe nada”, y solo tu sabes o, crees sabes lo que por tu cabeza pasa. He hablado más de lo que debería, y menos de lo que hubiera podido, y la que sueño poder realizar. Ahora, solo eres una frase más en mi cuaderno de cosas que busco hacer.

Tu camino se ha partido, y ya has decidido, e intentare buscar ese conjunto de sensaciones que me satisfagan. Solo he pensado en mí, como siempre… Me has ayudado a ser, y no a estar, por estar. “Solo intentaba ser mejor”, solo intentaba que vieras que no hay mejor, ni peor, que solo hay, y que se puede ser, como tu lo has hecho. He querido devolverte lo que me has prestado, y no has querido, me lo has regalado.

Arrepentido, demasiado. Pero siento mucho decirte que solo has sabido saber, y no comprender, me he bloqueado, y te he acorralado bastante cerca de la pared. Joder ¿Qué coño he hecho? Joder, espero que algún día puedas decírmelo tu, dejar de presuponer, y por lo menos, suponer un poco. Deja de soñar con mis sueños loco, porque se que prefieres no soñar, solo vivir, y la envidia ahora es la que me acorrala a mi cerca de la ventana.

He roto con todo, como si fuéramos algo superficial, y esta, hoy, es mi ultima paradoja. Seguiré pensando que eres especial, demuéstramelo, algún día de estos, o algo ¿no? Algún día, supongo, que seguirás encendiendo mis cigarros. Pasearemos juntos, por separado.

Vete a descansar y deja de llorar, capullo. Yo no se si dejar de hablar contigo, o conmigo mismo. En fin ¿qué más da?

Tranquilo, te enseñaré a cantar.

(Entre tu y yo, recuerda, o entre yo y yo, no lo se…)

“Por mi, nunca te preocupes por mi…”

“El tiempo no espera” (por lo menos, a mi)

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