domingo, 18 de enero de 2009

Se me va de las manos

Fantasear en que esto sea un maldito cuento en el que el argumento sean los segundos que poco a poco se van consumiendo y van dejando, bueno, detalles y restos de estos. Invasión de interpretaciones erróneas, o quizá no tanto, y prepararme para que me duelan más, o menos. Veré las cosas diferentes, con más color, o menos; con más luces y sombras, o menos; pero ver las cosas más nítidas, o disturbias.

Ir mirando como todo vuela, y cerrar las alas sin opción a más; llegar a las nubes, y volver abajo, a donde siempre estuve, y solo esperar, a volver a volar, a que se me sequen las alas, o a volverlas mojar. Descansar en las ramas quizá sea la solución, tal vez…

Contando cuentos para embellecer la realidad con mentiras, sin importar donde haya quedado la verdad. No puedo, o no quiero. Infravalorando actos que no tienen fondo, buscar petróleo donde no lo hay (no hay). Palabras que salen (bla bla bla bla), y palabras que simplemente no salen porque no las hay, y no hay más (no hay).

No me cumplo mis propias promesas y siguen doliéndome más, es que no caben en la cabeza más suposiciones de las que ya hay, y en cualquier momento (buum). Dejemos de intentar conjuntar un segundo con otro forzosamente para autoengañarnos, en mí fluyen cual pez grande en la charca.

Si dejó que el tiempo pasé se me irá de las manos, pero ¿qué hago?, no hay elección, no hay camino, solo me quedan cuatro palabras y medias que dejar aquí, puestas sin más como si nunca hubieran existido, porque solo existen ahora (no las hubo antes), y al fin y al cabo, aquí quedan, perdidas, y aunque las hubiera habido, ¿qué, no es lo mismo?

Tan perdido como yo, en el mismo lugar, en el olvido. Tal vez esto solo sea una mentira más, pero es la diferencia que marcó no embelleciendo, sino estropeando, tan estropeada como yo, hasta que ya no sirva y sea el triste juguete viejo, que solo sirva para el recuerdo, un atribulado muñeco de quien sabe que, o quien.

El final de la frase está en el límite de lo que llamamos “alma”, y hasta allí llegamos, caminando con pasos largos pero lentos, pero no, no quiero quedarme en el camino, a medias, o puede que no pueda elegir. Me pediré perdón a mi mismo, por haberme engañado, o haberme dejado engañar. Lo que no evitaré, lo que hoy elijo, es este caos que elige sufrir, buscando consecuencias, o lágrimas, me abandone.

Estaba equivocado en buscarle sinónimos a la vida, dándome cuenta de que, ya, no los hay (no los hay), y haciéndome preguntas a mi mismo, porque no puedo en voz alta, porque ni yo mismo las escucharé, intentaré dormir, y esto no es reflexionar, no.

Quedan dudas, confusiones, ramificaciones, incertidumbres, titubeos, reparos y temores, pero no me importa, el pan del que alimentarme, o alimentaros, cada día. Mira como oscila el ruido que originó dentro de ti, obsérvalo, con delicadeza, suavemente…

/ Errantes palabras que se escapan de esta jaula, sin pensarlo, como animales…/

Esto no es música. Buenas noches… ¿rutina?

(No hay)

“Siamo fígli di mondi diversi una sola memoria, che cancella e disegna distratta la stessa storia”

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