miércoles, 7 de enero de 2009

Lavandería nocturna


Querido Rey Arturo:

Quería decirle, que todas las noches, bajo mi ventana, pasa el camión de la basura. No es que me importe, no, solo es que se lleva cosas sin que yo se las deje. Vera, la noche anterior estuve esperando a que pasará, y mira por donde, no paso, y sin embargo, cuado duermo, entra en mi pequeña casita, busca en mis cajones, y se lleva todos mis juguetes. Normalmente se lleva mis más viejos juguetes, señor (cosa que me enfada bastante), pero también a veces, se lleva mis juguetes más nuevos.

No se si esto le pasará a los demás niños, pero esto es bastante incomodo, porque siempre antes de irme a la cama, me da por jugar con ellos, y al fin y al cabo, todos mis amigos son lo único que me dejan, juguetitos pequeños o grandes juguetones (estos cada vez que me los van a quitar, hacen ruido y me despiertan), preciosas cositas de cristal, y feos cachos de plástico.

Al parecer, a pocos niños les importa esto, ya que siempre que les quitan sus juguetes, o los pierden normalmente, consiguen otros nuevos y grandes juguetes, y aun así, los siguen perdiendo con gran facilidad.

Yo, poquito a poco, los más preciados detallitos, los he ido guardando encima de mi armario, aunque a veces mi mama me diga que solo son basura y los tire. Los demás, los guardo en cajitas de colores en mis cajones. Aun tengo una botella vacía con los mejores mensajes dentro, tickets de compra de emociones, palabritas de colores, letras de canciones en cajitas de música con bailarinas y bailarines, humo y niebla en dibujos de atardeceres y amaneceres, cucharones de sopa ardiendo que aun conservan su calor, una muñeca que ríe cuando aprietas su barriguita y flores de papel que tienen espirales. También guardo en los bolsillos bolitas de agua de colores, y miles y miles de explicaciones.

Y en mi cuerpecito, guardo cicatrices y moratones, también achuchones que me aprietan hasta hacerme toser por las noches, antes de dormir, y muchos arañazos que van y vienen en la carretera de mi piel, como esos cochecitos que corren por el suelo si los empujas.

Le pido, por favor, que ese camión de luces parpadeantes deje de pasar por aquí, temporalmente. Le pido que nada más me robe, y que hasta las negras cajas feas donde guardo los muñecos feos y cobardes conserve. Le pido un poquito de paz, solo eso.

Atentamente, el niño de la cometa verde.

P.D.: No se olvide.

/ Tengo una cuchara nueva y un montón de frases en la cazuela que remover… /

“Estaba equivocado, no quiero olvidar todo, lo juro, algunos recuerdos merecen futuro”

1 comentario:

Ana C.H. dijo...

Y si le quito la cometa, ¿qué quedará de usté, pequeño señorito?